Una de nuestras especialidades es la seguridad en el trabajo. En este ámbito, ocupa un lugar destacado el tema de la ergonomía. ¿Qué son los riesgos ergonómicos? ¿Cómo prevenirlos? ¿Qué importancia tienen en los planes de prevención de riesgos laborales?
La ergonomía en prevención de riesgos estudia la relación entre el lugar de trabajo y los trabajadores. El objetivo es adaptar la tarea a las capacidades y posibilidades del trabajador y evitar riesgos ergonómicos específicos, en concreto los sobreesfuerzos. Los riesgos ergonómicos de origen laboral se deben a determinadas posturas y movimientos. Como consecuencia, pueden aparecer trastornos musculoesqueléticos (TME) de diversa consideración. Son alteraciones que afectan a las estructuras corporales (músculos, tendones, articulaciones, huesos, nervios). Hablamos por ejemplo de posturas forzadas, aplicación continua de fuerzas, movimientos repetitivos y manipulación manual de cargas. Abundan por ejemplo en las empresas de paquetería y reparto, mudanzas o limpieza.
Evaluación de riesgos ergonómicos
Se ha de acometer cuando se den una serie de circunstancias:
- Posturas de trabajo forzadas: posturas estáticas del tronco o extremidades superiores o inferiores mantenidas durante más de 4 segundos.
- Movimientos repetitivos por manipulación de cargas (levantamiento, transporte y empuje/arrastre).
- Manejo de herramientas que requieran aplicar una fuerza constante.
- Puestos con iluminación insuficiente.
- Lugares de trabajo de dimensiones muy reducidas.
- Puestos con ruido constante que pueda provocar hipoacusia o sordera profesional.
- Puestos con vibraciones que puedan provocar enfermedades osteoarticulares o angioneuróticas. Frecuente por ejemplo por el uso de remachadoras o pistolas de sellado.
- Puestos con temperaturas extremas u olores desagradables.
De forma mayoritaria, estos riesgos afectan a la espalda (lumbalgias), al cuello (tortícolis), a los hombros (tendinitis del manguito de los rotadores) y a las extremidades superiores (epicondilitis en codos, tendinitis en manos y muñecas).
Los delegados de prevención y el comité de seguridad y salud
Los primeros han de solicitar la evaluación de riesgos si no la ha realizado la empresa. Si esta se niega habrá de acudir a Inspección de Trabajo. Se harán mediciones de ruido, de contaminantes químicos en el ambiente de trabajo, de las vibraciones, de las dimensiones de los puestos de trabajo, etc. Hay que valorar qué empleados desempeñan trabajos repetitivos. Hablamos de trabajo repetitivo para referirnos a cualquier movimiento que se repita en ciclos inferiores a 30 segundos o cuando más del 50% del ciclo se emplee para efectuar el mismo movimiento. Cuando una tarea repetitiva se realiza durante al menos 2 horas durante la jornada laboral será necesario evaluar el nivel de riesgo.
Es importante evaluar estos riesgos porque la gran mayoría de las enfermedades profesionales son las producidas por el ruido, vibraciones o derivadas de posturas forzadas que originan trastornos musculoesqueléticos (TME).